No. No es lo mismo disfrutar de un Ribera del Duero o un Rioja en una copa de vino que en un vaso. Como no es lo mismo que te sirvan un verdejo en un vaso de chato, por no hablar de un espumoso en una copa normal. Es algo parecido a beber agua en una taza desayuno, que no es lo mismo, ¿verdad?

Por esto mismo, desde el blog de DeseoVino queremos darte unas nociones básicas para que elegir las copas correctas para cada tipo de vino. No es nada complicado y puede resultar hasta un asunto obvio, pero para que no haya lugar a dudas, vamos a darte unos consejos prácticos.
Por supuesto, lo primero en que deberás fijarte es el material de estas copas de vino. Cristal o vidrio, siendo lo ideal que el grosor del mismo no supere el milímetro. Si fuera más grueso, puede hacerse un poco extraño a la hora de probarlo.
Otro punto importante es el tallo de las copas de vino. ¿Por qué es básico que lo tengan? Para evitar que nuestras manos “toquen” las paredes de la copa, alterando de esta manera la temperatura del vino. Teniendo estos puntos en cuenta, vamos a pasar a hablar de tres tipos de copas de vino diferentes. Para tinto, para blanco y para vinos espumosos.
Copas para vino tinto

Para disfrutar de un tinto, como el Pico Cuadro Vendimia Seleccionada o el Ribera Joven de Miros, necesitamos copas de tamaño grande. ¿Por qué? Por que de esta manera el contacto del vino con el aire se maximiza, por lo que se facilita su oxigenación.
Podemos hablar de dos tipos de copas para vino tinto:
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Borgoña, este tipo de copa de vino es la que estás acostumbrado a ver en catas, por ejemplo. Tiene un diámetro de cuerpo mayor que las otras, pero una abertura más cerrada. De esta manera se facilita el giro del caldo.
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Burdeos es la copa de vino tinto de uso común. Las que sueles tener en casa con la cristalería. Este tipo de copa es un poco más alta que la anterior y más estilizada. Al tener un corte recto en la apertura, ayuda a distribuir el vino por el centro de la boca, matizando de esta manera el sabor amargo de los taninos.
Copas para vino blanco

¿Te sirven el verdejo en una copa de tinto? Mal. De esta manera no podrás disfrutar de Vaya Pasada Verdejo o La Caprichosa en todo su esplendor. No es que las copas de vino blanco sean muy diferentes a las de tinto, pero sí tienen detalles que las caracterizan.
Tiene forma de U más marcada. Además, como los vinos blancos se deben servir a menor temperatura que los tintos, su tallo debe ser mayor. De esta manera evitamos tocar las paredes de la copa y con ello, calentarlo. Su apertura también es un poco más abierta, para disfrutar de esta manera del sabor más dulce del vino en boca.
Seguro que has visto en algunos establecimientos que sirven en estas copas de vino blanco, los rosados, e incluso algunos tintos jóvenes o afrutados. No sería incorrecto, puesto que estos vinos no necesitan de un gran tamaño de copa para desarrollar sus aromas.
Copas para espumosos

Aquí no hay duda. El champán o el cava debe servirse en este tipo de copas. Como decíamos al principio, sería como beber agua en una taza de desayuno. No sabe igual.
Tallo largo y con un cuerpo mucho más estilizado para disfrutar de un Lacombe Premier Cru, por ejemplo. Este tipo de copas no están elegidas por azar o porque sean más elegantes para hacer los brindis. Su forma está pensando para mantener la baja temperatura a la que debe servirse. Y también, para que se pueda apreciar la evolución de las burbujas.
Por supuesto, no podemos obviar un tipo de vaso tradicional a la hora de ir de tapas, como es el vaso de chato o chiquito, que suele utilizarse para bebidas como el Txacolí o vinos jóvenes o rosados.
Eso sí, como dice el refrán, “para gustos se hicieron los colores”, y puede que para ti un vino tinto, sepa mejor en vaso o un espumoso en una copa más ancha. Pero por si tenías dudas, en el blog de DeseoVino hemos querido darte unas nociones básicas de tipos de copas para cada vino. ¿Qué te ha parecido?
Fuente Foto – Pixabay / DeseoVino